Bernard Aucouturier (Tours, 08/04/1934)
es un pedagogo francés, creador de la práctica psicomotriz. Fue
profesor y director del Centro de Educación Física Especializado de
Tours, Francia. Es el fundador de la Asociación Europea de Escuelas de
Práctica Psicomotriz. Por su tesis recibió el premio del Ministerio de
Juventud y Deportes de Bélgica.
Sus padres eran educadores y practicaban la pedagogía Freinet.
Después de su bachillerato en Tours, Aucouturier estudió para ser
profesor de educación física. Un profesor lo marcará, el Dr. Le Boulch.
Aucouturier, se interesó muy pronto por los trabajos del análisis del
movimiento y de la psicomotricidad. Descubrió, entonces, a Freud,1 Dolto2 y grandes pedagogos como Montessori,3 Dewey,4 Decroly,5 Freinet,6 Makarenko7 y Neill.8
La iniciación deportiva dentro de
la Educación Física se ha basado en la enseñanza exclusiva de deportes
tradicionales, y dentro de éstos en la ejecución técnica estereotipada y
en la creación de situaciones artificiales difíciles de comprender para
la mayoría de los niños/as y jóvenes. Prácticas generalmente poco
motivantes para el alumnado. Sin embargo, si planteamos otro enfoque
metodológico y proponemos proyectos al alumnado, expandimos la idea de
que no solo existen los deportes vistos en televisión, potenciamos la
autonomía y creatividad del alumnado, delegamos responsabilidades y
favorecemos las interacciones con otros compañeros/as, probablemente la
predisposición y motivación del alumnado en el proceso de enseñanza y
aprendizaje sea totalmente diferente. Con este trabajo queremos mostrar
la idea de que el alumnado es capaz de crear nuevos deportes a través
del trabajo en equipo y la modificación de los elementos estructurales
del juego deportivo
A
menudo nos van llegando nuevos enunciados que nos sugieren modelos y
propuestas innovadoras en el ámbito de la didáctica de la educación,
pero que, a veces, se nos pueden escapar de nuestro control inmediato.
Una de ellas es la expresión “evaluación auténtica”. Con la máxima
humildad voy a intentar hacer una síntesis de lo que representa este
enunciado.
Ciertamente, una de las principales críticas que por lo
común se realiza a la evaluación en el ámbito educativo es que no hay
congruencia entre evaluación y enseñanza, es decir, se enseña una cosa y
se evalúa otra. A la educación física le sucedió hace tiempo cuando
utilizaba los test de condición física para calificar al alumnado.
La
premisa central de una evaluación auténtica es que hay que evaluar
aprendizajes contextualizados (Díaz Barriga & Hernández, 2002). Es
decir, que las condiciones de la evaluación guarden un alto grado de
fidelidad con las condiciones reales que se produce el desempeño
evaluado. En palabras de Herman, Aschbacher y Winters (1992:2), este
tipo de evaluación se caracteriza por “demandar que los aprendices
resuelvan activamente tareas complejas y auténticas mientras usan sus
conocimientos previos, el aprendizaje reciente y las habilidades
relevantes para la solución de problemas reales”. Por lo tanto cuanto
más se confunda una tarea de evaluación con su homónima en un contexto
de práctica social y situación de vida real, más auténtica podremos
considerarla.